Hace unos días nos llamo una clienta que había comprado un castillo de princesa para sus hijas en una empresa que por respeto, le llamaremos «X». Tenia una espina clavada con respecto a lo que ella pidió, nos comento que no le habían entregado el castillo con los acabados que contrató. Según nos comentó, ella envió a «X» unas imágenes encontradas en internet de una empresa americana que hacen este tipo de castillos con muy buenos acabados. Ella esperaba recibir lo que en su día contrató, pero cuando tubo montado el castillo en su casa, se dio cuenta lo que le habían echo con la pintura. Decepcionada, nos llamo para que fuésemos a ver lo que podíamos hacer por arreglarlo.
Al cabo de unos días le mandamos una imagen con nuestra propuesta.
La diferencia salta a la vista