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Julio, 4 añitos. Un niño con mucha energía y curiosidad que disfruta muchísimo en el campo jugando y explorando sus alrededores.

Cuando los padres de Julio contactaron con nosotros, nos comentaros que había visto algunos de nuestros trabajos y nos ofrecieron su total confianza para poder realizar una habitación temática relacionada con la naturaleza. Teníamos que preparar la habitación al completo, muebles, pintura (ya fueran murales, aerografía o lo que creyéramos más oportuno), todo. La consigna: imaginación.

Lo primero que hicimos fue pedir a los padres poder charlar con su hijo para intentar conocer su mundo de fantasía. Y madre mía si tenía imaginación. Un camión de bomberos con un dragón, y una cueva, y un tobogán, y un tigre, y y y y…. bendita sea la creatividad. Estaba claro que teníamos que pensar y conjugar lo que salía de la mente de Julio para ofrecerle algo que le entusiasmara. Después de charlar un buen ratito con él nos quedamos con algo que repetía con mucho entusiasmo: cueva y tobogán.  Ahí estaba el quid de la cuestión.

Por ahora os adelanto las fotos que hicimos de su habitación la cual había quedado desfasada para la edad del peque. Julio ya no es un bebé y tiene otras necesidades y gustos. Era el momento de cambiar su armario con su arbolito y el sol que los padren le habían pintado con tanta ilusión al nacer. Julio estaba completamente emocionado con la idea de una nueva habitación y nosotros estábamos dispuesto a hacerle feliz.